Desde el principio, Dios tuvo un propósito: que el hombre recuperara
por completo su comunión con El.
Jesús-compenetrado por “El Cristo” fue la respuesta a ese
anhelo.
A través de los años, todos los mensajeros formaron parte
del programa de evangelización, donde al mismo tiempo captaron partes de ese gran
propósito y lo incluyeron en sus escritos.
Por lo tanto, a lo largo de este regulador de la humanidad
llamado La Biblia ,
desde el tiempo de la
Creación hasta el nacimiento de Cristo, encontramos que los
escritores hacen alusión a este propósito mesiánico. Apocalíptico y milenario, donde
el programa espíritu santo- Cristo vivo; es el tema central.
Abraham vio su reflejo en Melquisedec, Rey de Salem.
Jacob lo llamó Silo.
Para Moisés, era el Cordero Pascual y El Levantado.
Para Josué, era el Capitán de Nuestra Salvación.
Ruth lo vio como el Pariente-Redentor.
Samuel lo describió como Nuestro Rey.
David lo llamó el León de Judá y el Buen Pastor.
Para Salomón era el
Amado.
Esdras y Nehemías lo describieron como nuestro Redentor.
Para Ester era Nuestro Abogado.
Job dijo que era mi Redentor.
Isaias lo describió como un sirviente sufrido.
Jeremías lo vio en el torno de alfarero.
Ezequiel lo llamó el Hijo del Hombre.
Daniel lo llamó el Príncipe y la Piedra Aniquilante.
Oseas lo comparó a un novio que redime a una esposa deshonrada.
Para Joel era el Restaurador.
Amos lo vio como el Labrador Celestial.
Para Abdías era el Salvador .
Joñas lo vio como la Resurrección y la Vida.
Miqueas lo llamó Testigo.
Para Nahum era una Fortaleza en un Día de Tribulaciones .
Habacuc lo describió como Dios de mi Salvación.
Para Sofonías era el Señor Celoso.
Hageo dijo que era el deseado de Todas las Naciones.
Zacarías lo llamó la Rama Justa.
Malaquías lo declaró Sol de la Justicia. Y Juan el Bantista
clamó: “Este es el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo”.
En la lectura del Antiguo Testamento, se alza en el horizonte
de la historia Una Persona a través de la cual Dios establecería su reino en la Tierra : Jesucristo.
Miqueas dijo que
nacería en Belén.
Isaías declaró que nacería de una virgen y que se llamaría
Emanuel. David e Isaías dijeron cómo moriría y Job anunció su resurrección.
Otros señalaron que lo presentaría un profeta extraño, como Elías, que obraría milagros,
que hablaría en parábolas, que sería rechazado por los poderosos, que sería un
pastor encarnado, un varón de dolores, que entraría en Jerusalén sobre el lomo
de un asno, que lo traicionaría un amigo por 30 monedas de plata, y que se
dejaría conducir como un cordero al sacrificio.
Moriría con los malvados. Sus manos y pies serían horadados.
Ni un solo hueso de su cuerpo se rompería. Echarían a suerte sus vestiduras.
Permanecería en la tumba tres días, resucitaría de entre los muertos y
ascendería al Cielo para sentarse a la derecha del Padre.
David, Isaías, Daniel y Jeremías profetizaron que el Mesías
ofrecería una nueva alianza a Su pueblo. Enviaría al Espíritu Santo. Su reino
sería para los gentiles, universal, y no tendría fin.
Todo esto se escribió cientos de años antes del nacimiento de
Cristo; cuando nació el Salvador, aparecieron los ángeles a los pastores en las
colinas, diciendo que traían buenas nuevas que producirían regocijo.
EN ESTE PRESENTE APOCALÍPTICO EL PROGRAMA ESPÍRITU SANTO ESTA EN LA TIERRA.
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